Si lo tuyo es el esquí entre árboles, empinado y con nieve profunda, el Monashees te lo da con creces. Sus valles casi verticales, con una pendiente constante y árboles perfectamente espaciados, crean un escenario para hacer vueltas rápidas como en ningún otro lugar del mundo. La leyenda del “Mo” se basa en una realidad: nevadas nocturnas tan abundantes que parecen casi imposibles. Sin embargo, el Monashees es donde los amantes del esquí entre árboles encuentran su verdad. El único “problema” —aunque suene sacrílego decirlo— es que a veces nieva tanto que hay que esperar a que la nieve se asiente. ¿El resultado? Capas y capas de lo mejor: nieve profunda que forma almohadones naturales y ofrece el esquí de tormenta más constante de toda la Columbia Británica.

De vez en cuando, las tormentas se disipan, se detienen o se toman una pausa. Cuando eso pasa, CMH Monashees también ofrece bajadas abiertas en zonas alpinas y glaciares que se esquían con velocidad y fluidez. Pero seamos honestos: vienes al “Mo” por los árboles, por esa nieve épica que parece no tener fin y para presumirlo en el après. CMH Monashees atrae esquiadores y snowboarders con experiencia y conocimientos en esquí de travesía en terreno boscoso, temporada tras temporada. Es un destino que convoca expertos de todo el mundo con una misma motivación: vivir en carne propia la tierra prometida del esquí entre árboles. Esa pasión compartida por la búsqueda de la mejor nieve genera un ambiente muy especial entre quienes entienden el polvo profundo como una forma de vida.